sábado, 23 de julio de 2016

Crónica 42 K de Tucuman.

Del norte de mi país no conocía nada. Por eso cuando vi el flyer que promocionaba la maratón del Bicentenario en Tucuman (y que encima era gratuita) , ni lo dude y me anote.
Otro aliciente era la posibilidad de conocer a una amiga con la que veníamos chateando hace varios meses. Ella es santiagueña por lo cual nos pusimos de acuerdo en encontrarnos en Tucuman el día anterior a la carrera.
Tras 14 hs de viaje en micro, el Sábado al mediodía llegue a tierras norteñas. Con Elsa (mi estimada y apreciada amiga) nos alojamos en el hotel del Jardín , que esta ubicado a cuatro cuadras de la largada.
En cuanto nos registramos y nos acomodamos fuimos a recorrer el centro de la ciudad y de paso a retirar el kit de la maratón.
Paseamos por la Plaza Independencia , donde había instalada una feria con diferentes puestos de comidas.Lo primero que hice fue retirar el kit. Iba a correr con el numero 173.
Luego, sacamos fotos por ahí:  a la casa de gobierno, a una iglesia y tras preguntar a un puestero nos mandamos a la casa de Tucuman, que hoy en día funciona como museo y es centro tradicional de los festejos por la declaración de la Independencia. El museo consta de nueve salas de exposiciones, en las que se exhiben muebles y vestuario de la época, mapas y cuadros, una reproducción de la edición manuscrita del Acta de la Independencia y una reproducción de la edición impresa, en castellano. También se exhibe una galería de cuadros con los miembros del congreso.

Llegada la noche llené el tanque con unos ñoquis rellenos de muzzarella. Lo bueno era que la maratón arrancaba a las 11 am por lo cual iba a poder dormir un par de horas mas.
El Domingo lo amanecí ansioso y con bon apetit. De desayuno me clave tres medialunas de manteca con jamón y queso, un café y un jugo. Ya saciado mi apetito,  era hora de vestirse para la batalla: calza larga, remera térmica, remera de la competición encima y campera. Le dije a Elsa que por ahí le iba a dar la campera si sentía que estaba demasiado abrigado, pero cuando salimos del hotel hacia un frío casi gélido por lo cual la campera iba a quedarse conmigo.
Arribamos a la linea de largada y me encontré con colegas ultras: Roberto Diaz, Gerardo Re, Fabian "El yacare" Duarte, Martin Cordoba y Gustavo Rigassio.. Charlamos , nos reímos un rato y nos sacamos fotos.
Se venia hablando que la maratón iba a ser dura porque iba a haber subidas constantes. Eso me hizo imaginar que correría con el freno de mano puesto y con un tiempo de llegada a meta discreto.
A la hora señalada largamos.Los primeros 4 o 5 km me sentía pesado porque no había entrado en calor; prefería hacerlo durante la carrera. Ya llegado el km 8 empece a meter mejores ritmos pero siempre pensando que se iban a venir ascensos demoledores de piernas. Pero pasaban los km y esas subidas no llegaban. En el km 15 ya en Yerba Buena,  me lo cruce al "Yacare Duarte". Charlamos un rato. Me contó las ultras que tenia pensado hacer. Nos saludamos y aceleré. Sentía que podía hacer una carrera mejor de lo esperado porque me sentía pila y enfocado.Ademas, venia siendo prolijo con el tema hidratacion y comida. De forma ortodoxa cada 2 km bebía tres sorbos largos de liquido y cada hora ingería algún alimento.Me obligué a respetar a raja tabla este libreto.
En el km 21 chequee el reloj e iba a un ritmo que si lo mantenía en la segunda mitad de carrera, me permitiría bajar las 4 hs y acercarme a mi mejor marca en esta modalidad (3 hs 56 min de Rosario 2014)
Llegó el km 32 y no hubo un "muro" al cual traspasar. Por primera vez no sentía que la maraton me estuviera cagando a palos. El dominador de "la pelea" era yo.
Ya sentía que no solo iba a bajar a llegar a meta en menos de 4 hs si no que podía ademas lograr mi mejor registro personal. En el km 36 whatsappie a Elsa y le dije que vaya yendo a la linea de meta.
Los kilómetros restantes los corrí con mucha adrenalina. Pensé en mi sensei Arnoldo que se iba a alegrar mucho cuando le dijera que mejoré mi marca y también pensé que el laburo de hormiga (entrenando mas kilometros semanales) que venia haciendo estaba dándome nuevos y jugosos frutos.
Cruce la meta con brazos en alto y a puros gritos de euforia, en un tiempo de 3 hs 48 min y 19 seg.

Tenia que llegar a mi novena maratón para sentir que dominaba por primera vez esta modalidad de punta a punta, sin caer en bajones profundos . Fue de gran ayudar tener en cuenta una máxima de Scott Jurek  "beber y comer aunque no sientas el deseo".
En un libro que vengo leyendo de Agassi,  el tenista le dice a su entrenador que soñar cansa mucho y este le replica con sonrisa de por medio, que hay cosas buenas esperándote detrás del cansancio. Porque ahí es donde uno llega a conocerse mejor. Al otro lado del cansancio.
En la carrera del Bicentenario de Tucuman, me conocí un poco mas.







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