jueves, 10 de diciembre de 2015

Crónica 42 K de San Clemente

Dicen que lo bueno se hace desear y así fue en mi nueva aventura, esta vez costera.
Las siete maratones que corrí fueron sobre cemento; por eso cuando me enteré que se iba a organizar una por la playa, la cual iba a unir San Clemente con Mar de Ajó, ni lo dudé: deposité la seña y reservé en un hotel cercano a metros de la largada.
Hasta último momento nos tuvieron en vela a los corredores sobre el lugar de retiro de kit. Faltaba una semana para el evento y la incertidumbre iba en aumento y mi mal humor también. Llegué a pensar que la carrera no se iba a hacer. Pero faltando dos días lo publicaron en la pagina del Facebook.

A las 8 am del Sabado ya estaba arriba del micro y a las 14:30 me registre en el Top Hotel.
La entrega de kit iba a ser en Santa Teresita, a 25 km de donde estaba alojado, por eso ni bien dejé el bolso y la heladerita en mi habitación, salí pitando de nuevo hacia la Terminal para tomar el bondi-inter balneario que me llevara hasta allá. Mientras lo esperaba me llamó Sergio (también iba a correr) para decirme que la carrera se pasó para el Lunes porque una sudestada provocó que el mar copara las playas haciendo que sea imposible correr.
Este cambio de fecha me obligó a re programar el resto del día. Cuando volví al hotel ya llegada la tardecita, salí a trotar unos 40 minutos.

El Domingo no corrí pero sí caminé para el lado del faro y entre ida y vuelta le metí dos horas y media. Al regreso cuando pasaba por debajo del muelle para comprar un choclo me topé con un lobo marino, que había sido arrastrado hasta ahí por la sudestada. Con los curiosos allí presentes estábamos preocupados pensando que le había pasado algo malo porque apenas se movía. Mientras una señora llamaba al Mundo Marino, los responsables del muelle cercaron donde estaba el lobo con cintas de PELIGRO, no sea cosa que el lobo decida que seamos su almuerzo. Cuando la señora volvió nos dijo que le informaron que no había de qué preocuparse; estos bichos suelen holgazanear así. Y tenían razón, porque no se lo veía con muchas ganas de volver al mar.

El Lunes me levanté 6:15, desayuné un budín integral de algarroba con un jugo exprimido de naranja. A las 7 llegué a la playa pero no había corredores, ni organizadores, ni arco de largada, ni lobo marino descansando debajo del muelle. Faltaba media hora para arrancar a correr y parecía ser el único valiente. Ya me estaba haciendo la idea de hacer esos 42 km en solitario.
Pero el alma me volvió al cuerpo cuando llegó la gente encargada de colocar el arco y minutos después aparecieron los primeros corredores. Entre ellos Sergio, con quien corrí hace cinco años la media maratón de Mar del Plata.
No éramos muchos, ya que el cambio de fecha provocó la merma de varios.
A eso de las 8 largamos.

La primera mitad de carrera la corrí con Sergio. Pasamos por Las Toninas, donde él estaba alojado y era el km 12 de la carrera aprox.
Cuando llegamos a Santa Teresita ya rondábamos el km 20. A la altura del muelle de ahí nos pusimos de acuerdo que cada uno haga su carrera y aceleré.
Las playas ya empezaban a poblarse de gente. Además del calor, iba a tener que lidiar con esquivar a jugadores de paleta, tejo y futbol-voley.
El tema hidratación no estuvo bien organizado. Con suerte te daban agua cada 10 km cuando debería ser cada 5 km. Me salvó que llevaba mochila de hidratación con un litro y medio de Hidroplus.
Los siguientes puntos de paso fueron Mar del Tuyú, Costa del Este, Aguas Verdes, La Lucila del mar, San Bernardo (tiene un hotel con vista al mar tremendo) y la llegada a meta estaba pasando el muelle de Mar de Ajó, a 1 km.
Cruce el arco de llegada en 4 hs 27 min. Salí octavo en la general y por primera vez gané una categoría.

Los japoneses tienen una frase que dice “La disciplina tarde o temprano vencerá a la inteligencia”. Para ellos es el camino al éxito.  Porque antes la falta de esta por mas talento que tengas podes perder a veces las mejores oportunidades.

Ya que no tengo la aptitud para ganar una carrera, me abrazo a la actitud, a ser disciplinado como un oriental y ser la mejor versión posible mía.
Y esa disciplina la vengo aplicando hace 10 días en mi alimentación. Me decidí y le pedí el divorcio a la panadería para poder casarme con la verdulería. Ahora desayuno y meriendo con frutas. De a poco me siento mejor, mas deshinchado, más enérgico.
Hace tres meses pesaba 87,6 kg , ahora estoy en 82,5kg. La idea es de acá a Marzo cuando busque clasificar a Grecia en las 12 hs de San Pedro pesar 4 o 5 kg menos.
Entrenar y comer con filosofía japonesa. Esa es la cuestión.
Todo sea por besar los pies del rey.

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